Para las mujeres, el estrés suele presentarse de forma más prominente en el estómago. ¡Sorpresa!😯
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El estrés mental conduce a la activación crónica de los sistemas neuroendocrinos. El cortisol favorece el depósito central de grasa, una disminución de la señal adipostática leptina y un aumento de la señal orexógena grelina, induciendo un aumento del apetito y de la ingesta de alimentos. (https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC3079864/)
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El cerebro tiene un efecto directo sobre el estómago y los intestinos. Por ejemplo, la sola idea de comer puede liberar los jugos del estómago antes de que llegue la comida. Esta conexión va en ambos sentidos. Un intestino con problemas puede enviar señales al cerebro, del mismo modo que un cerebro con problemas puede enviar señales al intestino. Este fenómeno contribuye a la actual epidemia de obesidad. -
Por lo tanto, el malestar estomacal o intestinal de una persona no sólo genera un exceso de almacenamiento de grasa sino que puede ser causa o producto de ansiedad, estrés o depresión. Esto se debe a que el cerebro y el sistema gastrointestinal (GI) están íntimamente conectados. (Médico de Harvard)

Ahora vayamos a las hormonas 🎁🙃Digestión y hormonas para mujeres: controlan el músculo liso de los intestinos, lo que dicta la rapidez con la que los alimentos viajan a través de su sistema. En un estudio, los animales tardaron más en vaciar sus intestinos cuando recibieron una dosis baja de hormonas que cuando recibieron una dosis más alta. Esto puede explicar por qué los niveles bajos de hormonas sexuales pueden provocar estreñimiento.
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